Los pueblos de Alpujarra de la Sierra, cada uno de sus rincones antiguos, sus fuentes y sus acequias, del verdor de los huertos, del dorado otoñal de castaños y álamos que conforman su paisaje son una de una belleza sin igual. Con fiestas y tradiciones ancestrales.

Guarda Alpujarra de la Sierra la memoria del tiempo, de otro tiempo en el corazón de la Alpujarra Alta. Tiempo de ganar a la tierra con mucho esfuerzo el sustento diario, de unas gentes en esta tierra de resistencia, colgada de barrancos imposibles que siempre ha sido ejemplo de libertad y a la vez, de estar abierta a todos.