TRAMO 3: Muy cerca del cielo

Etapa 2 – Aigüestortes y el románico de Boí
El único Parque Nacional de Catalunya
El recuerdo de las constelaciones sobre nuestras cabezas compensa la hora de trayecto que tenemos entre La Pobla de Segur y la Vall de Boí. Al llegar a Senterada vemos las señales de acceso a la Vall Fosca, otro de los parajes naturales de Catalunya que merecen una escapada. La carretera inicia un progresivo ascenso hasta coronar el Coll de la Creu de Perves, con buenas vistas de los Pirineos. A partir de El Pont de Suert la carretera se adentra entre montañas, hacia la puerta de entrada al Parque Nacional d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici. En esta entrada hay un centro de información del parque. El único parque nacional de Catalunya nos permite disfrutar de un espectacular entorno natural: más de 200 lagos de origen glaciar rodeados de picos que rondan los 3.000 metros de altura. En primavera y verano, las gencianas y los rododendros ponen una nota de color en las verdes praderas.
Caminando por Aigüestortes
La Vall de Boí, acreditada con la marca Naturaleza y Montaña en Familia, es un paraíso para los amantes del senderismo con recorridos adaptados a todos los niveles, desde los de dificultad baja ideales para hacer con niños hasta rutas más exigentes para senderistas experimentados. Nosotros escogemos subir hasta el Planell d’Aigüestortes desde Boí, en un taxi 4×4, para iniciar una suave excursión que nos llevará hasta el Estany Llong. La senda que sube hasta el collado de Rus es el camino histórico que usaban los habitantes de la Vall de Boí para ir a Barcelona antes de que se construyeran las carreteras. El mismo sendero, pero en sentido contrario y a lomos de un burro, era muy transitado por la burguesía catalana que se desplazaba desde la ciudad condal para visitar los baños termales de Caldes de Boí. Después de la caminata el hambre aprieta, por suerte la Vall de Boí es un lugar idóneo para probar la contundente gastronomía pirenaica: setas, quesos de pastor y una carne que en los restaurantes de la zona sirven cocinada a la llosa.
La belleza del románico
La tarde es para el románico de la Vall de Boí, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Una familia feudal, los Erill, trajo al valle a los picapedreros, maestros de obra y artesanos, que en pocas décadas levantaron ocho iglesias y una ermita. En Taüll, Pueblo con Encanto, encontramos la quintaesencia de ese arte románico, Sant Climent y Santa María, ambas iglesias consagradas en el año 1.123 con tan solo un día de diferencia. En Sant Climent, un video mapping da vida a los frescos del ábside mayor y el presbiterio. Hacemos una parada en Erill la Vall para visitar el Centro del Románico de la Vall de Boí y la iglesia de Santa Eulàlia que, con su torre lombarda de seis plantas, está considerada la más esbelta de todo el valle. Continuamos el viaje hacia el norte para llegar a otro de los grandes valles pirenaicos: la Val d’Aran.










