TRAMO 3: Muy cerca del cielo

Etapa 4 – Caminando por el circo de Colomèrs
De Vielha a Sort. 74 km
La visita a los encantadores pueblos de piedra de la Val d’Aran es el preludio de una caminata por uno de los paisajes más impresionantes de los Pirineos, el circo de Colomèrs.
Pueblos de la Val d’Aran
Hemos visto que la Val d’Aran es un lugar de profundas supersticiones, de fiestas de fuego que son Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y de artesanos que pasan las horas confeccionando cerámica, forja y embutidos como el fuet, que aquí se conoce como langoisa seca. El día empieza con las visitas a las localidades de Arties, con notables casas renacentistas en su casco antiguo, y de Salardú, donde vemos una de las joyas del románico aranés, Sant Andrèu, iglesia con una torre octogonal, destacados frescos murales y su Cristo de madera. También es posible hacer el recorrido entre Arties y Salardú en E-BTT, bicicleta eléctrica de montaña. Hay otras opciones para ir al encuentro de la idiosincrasia del valle, como los cercanos pueblos de Escunhau, Bagergue o Tredós, pero creemos que los paisajes de la zona son una invitación a recorrerlos a pie, pausadamente, así que optamos por hacer otra sencilla excursión. Si se busca un poco más de relax, se puede optar por la visita a los Banhs de Tredòs, el establecimiento termal a más altitud de Europa, con una situación privilegiada en plena naturaleza.
Senderismo en Colomèrs
Decía Camilo José Cela en su Viaje al Pirineo de Lérida que las piernas son las alas del corazón. Caminar por los senderos es una de las mejores formas de conocer el territorio, así que por la tarde, desde Salardú, emprendemos una caminata para visitar una maravilla de la naturaleza: la mayor zona lacustre de los Pirineos, el Circo de Colomèrs, situado en el área de influencia del Parque Nacional d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici. La ruta completa abarca siete lagos glaciares, pero nosotros no somos tan ambiciosos y solo subimos hasta el refugio. A lo largo del camino nos topamos con dos lagos, varios riachuelos, puentes y formaciones rocosas de toda índole. Ya en el refugio nos sentamos con un café en la mano para disfrutar de las vistas del Estany de Colomèrs y las cumbres de las montañas circundantes que en él se reflejan. La paz era esto. Desde el refugio se pueden iniciar un par de itinerarios circulares, uno corto y otro largo, para enlazar los diferentes lagos. Acabamos el día con una olha aranesa, una contundente y sabrosa sopa típica de la gastronomía del valle, que nos ayuda a cargar de nuevo las pilas.










