TRAMO 2: Al encuentro de la historia

Etapa 2 – En las Terres de l’Ebre

Etapa 2 – En las Terres de l’Ebre

De Cambrils a Deltebre. 70 kmEntramos en les Terres de l’Ebre, un territorio declarado Reserva de la Biosfera por el gran valor de sus espacios naturales, s...

De Cambrils a Deltebre. 70 km

Entramos en les Terres de l’Ebre, un territorio declarado Reserva de la Biosfera por el gran valor de sus espacios naturales, su patrimonio humano y su apuesta por la sostenibilidad.

Nadando con atunes

La primera parada del día es en L’Ametlla de Mar, una localidad incluida en la lista de Barrios y Villas Marineras. El encanto marinero que todavía conserva se puede apreciar en un tranquilo paseo por el animado puerto y caminando por sus íntimas y diversas calas: urbanas, de fina arena, rocosas, al pie de frondosos bosques o de guijarros. Pero nos hemos levantado con ganas de aventura y nos enfundamos un traje de neopreno para hacer una curiosa actividad, nadar entre enormes ejemplares de atún rojo del Mediterráneo. Llegamos a las piscinas tras un corto viaje desde la costa, tiempo en el que nos dan unas básicas instrucciones. Es sobrecogedor ver salir a los atunes de la profundidad y pasar veloces junto a nosotros. La actividad acaba con la degustación de este apreciado pescado, que ya era fuente de aportación proteica para los legionarios romanos.

Camino de Ronda

De la misma localidad, en dirección sur, sale un precioso tramo del camino de ronda que vamos siguiendo para encontrarnos con algunos de los rincones mejor conservados del litoral catalán. El itinerario, de baja dificultad, sigue el trazado del GR-92 y nos permite acceder a preciosas calas de roca rojiza y agua cristalina. Seguimos hasta la cercana localidad de El Perelló, donde nos vestimos con ropa de apicultor para entrar en el complejo mundo de las colmenas en las que las abejas producen miel de alta calidad, y participamos en un taller de elaboración de repostería con miel.

Degustación de ostras

En el puerto de L’Ampolla nos espera una embarcación para navegar por la bahía del Fangar y hacer una degustación de mejillones y ostras de la manera más fresca posible, recién sacados de las mejilloneras donde se cultivan. Para pasar la noche escogemos una antigua barraca, la casa tradicional de los arrozales, reacondicionada como alojamiento. Al atardecer, con una copa de vino de la garnacha blanca que tan buenos resultados da en la Terra Alta y los campos de arroz inundados como espejo, disfrutamos de una de las mejores puestas de sol que hemos visto.