TRAMO 2: Al encuentro de la historia

Etapa 7 – Rumbo a Lleida
De l’Espluga de Francolí a Lleida. 78 km
Llegamos a la provincia de Lleida para visitar el pueblo medieval de Guimerà, entramos en el claustro de Vallbona de les Monges, hacemos un alto en el camino para degustar el aceite de Les Garrigues y caminamos por el estanque de Ivars y Vila-sana. La ruta acaba con las vistas desde la Seu de Lleida.
Un pueblo tranquilo
Empezamos la mañana haciendo un pequeño desvío para visitar Guimerà, un buen ejemplo de recinto medieval rural. En las primeras horas del día tenemos el privilegio de pasear en soledad por el callejero de un pueblo que ofrece una de las postales más perfectas de la provincia de Lleida.
Vallbona de les Monges
No tenemos mucha más compañía en la siguiente parada, tan solo las pocas monjas que siguen habitando el monasterio de Vallbona de les Monges. Nos explican durante la visita que el hecho de que esté rodeado del pueblo, no como los otros dos con los que comparte la Ruta del Císter, responde a las concesiones que tuvo que hacer la abadesa para saltarse la prohibición, impuesta por el Concilio de Trento, de que hubiera monasterios femeninos en paisajes aislados. Tras ver los espacios más destacados, como el claustro y la tienda de recuerdos donde las monjas venden las reproducciones que hacen de la cerámica antigua del monasterio, seguimos la ruta hacia el estanque de Ivars i Vila-sana pasando antes por Belianes, Arbeca y Les Borges Blanques, tierras donde se producen los excelentes aceites de la D. O. P. Les Garrigues.
Llegada a Lleida
En el estanque de Ivars i Vila-sana hemos reservado una de las actividades especiales que ofrecen, la del anillamiento de especies. Recorriendo el perímetro del acuífero, en un paseo de poco más de 2,5 kilómetros, vemos cómo se ha recuperado un espacio que llegó a desecarse y hoy resulta de vital importancia para las aves. Llegamos a Lleida cuando empieza a caer la tarde, justo a tiempo para acceder a la visita del conjunto monumental de la Seu Vella y Castillo del Rey. Para la cena nos decantamos por la manera más tradicional de comer los famosos caracoles de Lleida, asados “a la llauna”, sobre una plancha metálica con asas dispuesta directamente sobre las brasas.














