TRAMO 5: Del surrealismo al modernismo

Etapa 1 – El Empordà de Dalí

Etapa 1 – El Empordà de Dalí

De Figueres a Pals. 128 kmEl universo de Dalí en el Empordá marca el inicio de un viaje que nos lleva por los sugerentes paisajes del Empordà y parajes natu...

De Figueres a Pals. 128 km

El universo de Dalí en el Empordá marca el inicio de un viaje que nos lleva por los sugerentes paisajes del Empordà y parajes naturales tan hermosos como los del Cap de Creus y la bahía de Roses.

Arte en Figueres

Suenan las campanas de la iglesia de Sant Pere de Figueres, uno de los espacios vitales de Dalí, el genio de sublimes bigotes. Vamos a dedicar la mañana a unir los puntos clave en la ruta del pintor surrealista, el Triángulo Daliniano formado por su ciudad natal, la casa de Port Lligat y el castillo de Púbol, haciendo algunas paradas en el camino. En el Teatro-Museo Dalí quedamos fascinadas por los mil detalles que encontramos en los trampantojos del artista. En el Museo del Juguete vemos una exposición sobre sus años de juventud, y en el espacio Dalí-Joyas una preciosa colección de sus diseños para joyería. Otra interesante visita igualmente vinculada al arte, especialmente al comarcal y al contemporáneo, es el Museo del Empordà.

Sant Pere de Rodes

Conducimos a través de los viñedos de la D.O. Empordà, que se extienden desde las montañas de los Pirineos hasta las playas del Mediterráneo, para llegar al monasterio de Sant Pere de Rodes. La guía nos cuenta simpáticas anécdotas sobre el cultivo del vino por parte de los monjes mientras visitamos la iglesia, los dos claustros y la bodega. Acabamos la visita en el mirador del bar, con vistas de pájaro sobre el Port de la Selva y una degustación de ese vino tocado por la Tramuntana. Por las hermosas carreteras que cruzan el Parque Natural del Cap de Creus llegamos hasta la casa de Dalí en Portlligat, enclavada entre un blanco caserío al pie de una cala donde descansan pequeñas barcas de pescadores. Esta casa, que Dalí convirtió en taller, fue punto de encuentro de numerosos artistas e intelectuales de su época, como sus amigos el cineasta Buñuel y el poeta García Lorca. Decidimos parar a comer en Cadaqués, uno de esos pueblos de postal perfecta del litoral catalán. Su casco antiguo de estrechas y ascendentes callejuelas es una invitación al paseo calmado con el rumor del mar como compañía.

Un baño histórico

La ruta sigue en dirección sur bordeando la bahía de Roses, integrada en el Club de las bahías más bellas del mundo, y cruzando el Parque Natural dels Aiguamolls de l’Empordà, uno de los espacios naturales de Catalunya con mayor variedad de aves. La tarde la reservamos para la historia porque queremos conocer las ruinas de Empúries, el lugar por el que griegos y romanos entraron en la península. Escogemos una visita guiada especializada en el comercio y consumo de vino en el mundo antiguo. La privilegiada situación de las ruinas, a pie de playa, nos permite una cosa insólita: el baño junto al muelle en el que hace veinticinco siglos atracaron los barcos griegos. A apenas seis kilómetros al sur del recinto arqueológico está L’Escala, localidad declarada Villa Marinera por su histórica conexión con el mar, donde visitamos el Museo de la Anchoa y de la Sal para conocer el trabajo de las factorías de salazón que tanta prosperidad trajeron a la localidad. Como no puede ser de otra manera, degustamos las famosas anchoas de L’Escala en una de las tradicionales tabernas del centro histórico.