TRAMO 5: Del surrealismo al modernismo

Etapa 5 – El Maresme modernista
De Viladrau a Barcelona. 154 km
El patrimonio modernista de las localidades costeras del Maresme es la antesala de nuestra llegada a Barcelona, no sin antes detenernos en Alella para probar unos vinos de los que ya hablaban en época romana.
Hacia el litoral
Hoy descendemos desde las montañas, pasando por la comarca del Vallès Oriental hasta llegar a las playas de fina arena del litoral del Maresme. Ya en el mar, desde el faro de Calella vemos una parte de esa costa que hoy vamos a recorrer. Empezamos por una de las dos Villas Marineras de la comarca, Sant Pol de Mar, caminando por sus callejuelas hasta llegar a la playa urbana de Les Escaletes, donde sentadas en la arena dejamos que el tiempo pase mientras contemplamos un mar totalmente en calma.
Modernismo en el Maresme
Continuamos hasta la Casa-Museo de Domènech i Montaner, uno de los grandes arquitectos modernistas, en Canet de Mar. Es una maravilla ver las maquetas de algunas de sus obras más emblemáticas, como el Palau de la Música o el Hospital de Sant Pau. En uno de los cafés del pueblo probamos las vidrieras modernistas, unas curiosas pastas de té que nacieron a iniciativa de los pasteleros locales. Seguimos hasta Arenys de Mar, la otra Villa Marinera del Maresme. En su puerto pesquero, entre los más importantes de Catalunya, se celebra todas las tardes una pintoresca subasta en la que podemos ver las apreciadas gambas que luego formarán parte de la carta de importantes restaurantes. En Arenys de Mar nos acercamos a una curiosa forma de modernismo, la del cementerio de Sinera, lugar que Salvador Espriu elevó a la categoría de poesía. Si se busca otra perspectiva de la localidad, desde el puerto parten embarcaciones que realizan rutas guiadas por el entorno natural para disfrutar del paisaje, del fondo marino y de las aves pelágicas. También hay la posibilidad de hacer la navegación nocturna, para observar las estrellas y escuchar historias mitológicas.
Vinos de Alella
Antes de seguir rumbo a Barcelona, donde tenemos previsto pasar la noche, paramos en Alella para hacer una visita a una bodega, donde abrimos un cava rosado ecológico que combina a la perfección con las fresas de Vallalta. Los vinos de Alella, citados por Plinio como vinos layetanos en época romana, salen de pequeños viñedos que miran al mar. Otras dos visitas interesantes en la zona son el circuito Barcelona-Catalunya, que ofrece diversas experiencias relacionadas con la conducción a alta velocidad y es la sede de una de las pruebas más importantes del mundial de motociclismo, y la Roca Village, que cuenta con más de 140 boutiques al aire libre de firmas de lujo nacionales e internacionales con descuentos de hasta el 60% sobre el precio original, durante todo el año, y a solo 40 minutos de Barcelona. Entramos en Barcelona, punto final de este tramo del Grand Tour de Catalunya.














