Ruta Icónica
En la preparación de un gran viaje, pocos momentos hay tan fascinantes como ir uniendo los puntos de un mapa para crear nuestra ruta.

Etapa 5 – Vinos del Priorat
De Deltebre a Montblanc. 160 km
Dejamos atrás las Terres de l’Ebre para entrar en el Priorat, territorio de excelentes vinos. Pasamos la tarde contagiados por la paz del monasterio de Poblet.
La esencia del Priorat
Terres de l’Ebre merece otro viaje, la lista de cosas pendientes es larga: navegar por el río Ebro hasta su desembocadura, la monumentalidad de Tortosa, los paisajes del Parque Natural de Els Ports, seguir las huellas de Picasso en Horta de Sant Joan, pedalear por la vía verde, las bodegas modernistas o Catedrales del Vino de Gandesa y Pinell de Brai, en la Terra Alta; entrar al castillo de Miravet. Pero toca seguir el viaje hacia el interior de la Costa Daurada. Entramos en la comarca del Priorat, tierra de los afamados vinos de la D. O. Montsant y la D. O. Q. Priorat. El viñedo en terrazas y la presencia del Montsant forman el paisaje de las carreteras panorámicas que recorren la comarca y que invitan a la conducción pausada. Entramos en una bodega para hacer un recorrido por la esencia del Priorat: su viña, sus vinos y también un aceite de oliva de alta calidad.
Por la Ruta del Císter
La siguiente parada es Siurana, donde escuchamos una historia de sarracenos, guerreros y princesas, mientras paseamos por este pequeño pueblo colgado de un risco con vistas al pantano homónimo. El pueblo está rodeado por montañas de roca caliza rojiza, con algunas de las vías más valoradas por los mejores escaladores del mundo. Conducimos por las carreteras que cruzan el paisaje de las Montañas de Prades para llegar a Poblet, uno de los tres cenobios de la Ruta del Císter, actualmente habitado por monjes. El monasterio está declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco por ser una de las abadías cistercienses más completas del mundo. A muy poca distancia de Poblet está Montblanc, donde merece la pena visitar el recinto amurallado de la localidad, especialmente durante la celebración de Sant Jordi. Para los amantes de las tradiciones, merece la pena visitar Valls, ciudad de castells, enormes torres humanas que llegan a alcanzar los diez pisos de altura, y de calçots, una variedad de cebolleta que reúne en torno a la mesa a familiares y amigos en las calçotades que se celebran entre los meses de noviembre y abril.

























